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lunes, 27 de octubre de 2014

Ganemos Málaga, nos hacemos falta todas

Mi memoria político-activista es bastante corta, pero partiendo del punto de inflexión personal que supuso el 15-M, allá por 2011, recuerdo bastantes cosas. Hemos realizado alguna huelga general, nos hemos juntado en las calles para reclamar más democracia, nos hemos encontrado para pedir una consulta sobre qué tipo de estado queremos, hemos formado distintas mareas para luchar por nuestra educación, nuestra sanidad y nuestros servicios sociales públicos, nos vemos en las plataformas creadas para luchar contra los desahucios, contras las plataformas petrolíferas, para pedir una renta básica, hemos marchado hasta Madrid un 22-M, hemos organizado charlas, conferencias y debates sobre los temas comunes que nos preocupan. Y así un largo etcétera.

En todo este proceso hemos aprendido mucho. Nos hemos dado cuenta, o deberíamos, que las formas son tan importantes como el fondo, que ya no caben reuniones de despacho, que la gente quiere participar y que necesitamos renovar nuestra ilusión.

En ese contexto se presenta un nuevo ciclo electoral que comenzará en mayo del año que viene con las elecciones municipales. Y es aquí, en el municipio, donde se dan las mejores circunstancias para buscar acuerdos y llegar a lo común, para hacer un programa para la ciudadanía que puede ser hecho por ella misma. Es muy complicado ponerse de acuerdo en temas globales como si queremos seguir en el Euro o no. Pero es mucho menos complejo estar de acuerdo en las necesidades de nuestros barrios, en que tenemos que hacer cualquier cosa para evitar los desahucios, en que el modelo del ladrillo ya no vale, en que tenemos que apostar por unos servicios municipales públicos, en que necesitamos transitar hacia modelos sostenibles ambientalmente, o en que hay que apostar por democratizar las decisiones que se den en nuestra ciudad y apostar por la transparencia absoluta.

El contexto de lo local nos permite hablar mucho más cercanamente, buscando acuerdos que influyan en nuestro quehacer más cercano. Es por eso que este resulta un momento idóneo para apostar por la confluencia ciudadana. No va a ser nada fácil, pero el reto merece la pena, sin duda. Tendremos nuestras diferencias, pero, ¿serán éstas tan cruciales como para dejar pasar esta oportunidad única? PODEMOS ha roto el cerco que tenían montado los grandes partidos. Ha abierto una ventana de oportunidad que hay que aprovechar por pequeña que sea. Las personas que estamos por una nueva y mejor democracia, por llevar a cabo un proceso constituyente y por llenar de dignidad a todas aquellas personas que se han visto desprovistas de ella, tenemos que dar un paso al frente y dar la cara ante esta nueva situación.

Y lo dicho, no va a ser fácil. Pero es momento de aprovechar todo lo que hemos aprendido. Nadie se puede quedar atrás. Ni todas aquellas personas que llevan años bregando por lo que hoy tocamos con las manos, quizá con unos métodos y una dialéctica no compartida hoy día, ni todas aquellas que han aprendido que sin participar, sin poner la cara, las cosas no van a cambiar. Es el momento de dejar los egos y las siglas atrás, valorando lo que cada uno aporta. Es tiempo de dejar paso a lo nuevo sin dejarnos atrás todo lo bueno que ya tenemos.

Por eso, tres conceptos clave: generosidad, démonos cuenta de que la urgencia es tal que viejas rencillas deben quedar atrás; valentía, apostemos por algo nuevo sin miedos; y empatía, para darnos cuenta de qué aporta cada cual y ser capaces de valorarlo y destacarlo.

Decía una estimada compañera que es preferible las causas comunes a las casas comunes. ¿Y si la causa común ahora es echarles? ¿Y si el siguiente movimiento fuese tomar el poder que ellos han usado en nuestra contra? Creo que a la vista de la situación, no podemos plantearnos otra cosa. Ganemos Málaga, por favor.