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domingo, 10 de enero de 2016

El tranvía del Hospital Civil, ¿lo hablamos?


Mucho se ha hablado en las últimas semanas sobre la tercera fase del metro de Málaga, la denominada línea del Hospital Civil (en adelante, línea HC), que se realizará en su mayor medida en superficie y que conectará las líneas actuales 1 y 2 con la zona hospitalaria, teniendo como ejes principales las calles Hilera y Eugenio Gross, acabando en Blas de Lezo, a espaldas del dicho hospital.

El debate, como en tantas otras ocasiones, ha estado centrado en la infraestructura en sí, esto es, metro sí o metro no (en este caso tranvía). Como pasa siempre, la polémica no está en torno a lo realmente importante. Qué modelo de movilidad necesita nuestra ciudad y cómo vamos dando pasos para alcanzar el objetivo.

En este punto es a donde la sociedad en general pero las administraciones en particular, deben centrar el debate y, por tanto, la participación ciudadana. Mucho se ha hablado de la oposición de los vecinos de la zona que se verá afectada y de las triquiñuelas que harán falta para que finalmente se realice la infraestructura pero, insisto, poco o nada se ha puesto sobre la mesa cómo queremos (y/o debemos) movernos en Málaga, incluidos los vecinos de estos barrios, pero no sólo ellos, puesto que el modelo de movilidad será para toda la ciudad.

Por tanto, lo primero que tenemos que preguntarnos es cómo se inserta el tranvía del HC en el planeamiento de la movilidad a futuro. ¿Tendrá continuidad la línea hacia el norte en el futuro cubriendo Ciudad Jardín y Palma-Palmilla? ¿Existe la apuesta de generar una red mayor de metro-tranvía que cubra también la zona Este? ¿Se centrarán los esfuerzos en sistemas de alta capacidad y eficiencia con plataformas reservadas o se seguirá apostando por una red de autobuses urbanos similar a la actual? ¿Qué papel juega el coche? ¿Y la bicicleta? En fin, multitud de cuestiones que no están sobre la mesa ya que los focos, como siempre, están sobre las infraestructuras, en lugar de sobre las personas y el modelo de movilidad que necesitan.

Aun así, creo conveniente dejar algunas pinceladas sobre esta línea de metro en concreto. Y lo voy a hacer posicionándome a favor de la misma, aunque con algunas reservas y sin conocer del proyecto más que lo que se ha venido publicando. Creo que Málaga necesita a medio plazo ser capaz de generar un sistema de movilidad que tienda a la sostenibilidad, esto es, que cumpla con los siguientes requisitos (criterios de planeamiento urbano y accesibilidad aparte):
  1. Debe ser un sistema eficiente y de alta capacidad, es decir, que consiga mover a grandes cantidades de personas de manera suficientemente rápida.
  2. Debe ser capaz de absorber una cantidad importante del tráfico de automóviles, es decir, que sea un sistema competitivo con respecto al automóvil en cuanto a su facilidad de uso, precio y tiempos de viaje.
  3. Debe librar espacios dedicados al coche para el uso público del espacio, esto es, favorecer que la progresiva eliminación de espacios de uso exclusivo del automóvil.
  4. Debe tener un alto grado de intermodalidad, conectando diferentes medios de transporte complementarios entre sí.
Estos cuatro principales pilares son cumplidos por un sistema de tranvía ya que:
  1. Tiene la misma capacidad que el metro para transportar personas y resulta rápido si tiene prioridad de paso en las intersecciones y sólo se detiene en las paradas habilitadas.
  2. Si consigue una velocidad similar a la de las líneas de metro actuales, en torno a los 30 km/h, será perfectamente competitivo con el automóvil para moverse por la ciudad.
  3. Favorece la liberación de espacios al requerir una plataforma independiente, en este caso, por el centro de la calzada.
  4. Con respecto a la intermodalidad, además de conectar con la estación de trenes y buses interurbanos, es preciso su inserción con la red de carriles bici, los servicios de bicicleta pública y el sistema de autobuses público urbano.
La sustitución del coche por el transporte público no capricho del que escribe. De acuerdo con los compromisos adquiridos por los países en la reciente Cumbre del Clima, tenemos que bajar drásticamente nuestras emisiones contaminantes y de efecto invernadero, provocadas en su mayor medida por el uso desmedido del transporte rodado privado. De hecho, según los informes del OMAU respecto a la Agenda 21, el transporte redunda en casi el 50% de las emisiones de CO2 en Málaga, y es más que el sector servicios y residencial juntos. Esto es producto del masivo uso del coche que se hace en nuestra ciudad, impulsado por las instituciones mediante la construcción de infraestructuras rápidas y de aparcamientos públicos, entre otras. De hecho, en el estudio de demanda realizado también bajo el amparo de la Agenda 21, el coche es usado para la realización del 30% de los viajes, mientras que se realizan el 48% a pie y sólo el 10% mediante transporte público (datos de 2014). A lo anterior, además, habría que añadir que el parque automovilístico está basado en fuentes de energía cuya escasez no tardaremos en sufrir pese al actual nivel de precios.

De los datos anteriores se desprende entonces que Málaga necesita un plan de movilidad sostenible a la altura del desafío que debe afrontar y que la implantación de un sistema público de transporte eficiente y competitivo es más que pertinente. Cierto es que se podría debatir sobre si la apuesta por el metro-tranvía es la mejor, dada la existencia de alternativas como el Metrobús o Bús de Tránsito Rápido (BTR) que son mucho más económicas y pueden ser implantadas de manera mucho más rápida. Sin embargo, de lo que no cabe duda es que la alternativa pasa por sistemas de movilidad que roben espacio a los vehículos privados y sean eficientes y rápidos para un uso masivo por parte de la población.

Además, analizando en concreto la línea proyectada, es preciso tener en cuenta su radio de influencia, esto es, aquéllas zonas de ciudad situadas cerca de la línea HC y que se verán favorecidas por su uso (Gamarra, Las Chapas, Mármoles, Suárez, La Roca, Arroyo Los Ángeles, Camino de Suárez, La Trinidad, etc. ver figura). Esto implica que toda esta zona tendría acceso directo a la red de metro, lo que les permitirá un acceso sumamente rápido a la Alameda Principal y el centro de Málaga (5-6 minutos), las estaciones de tren y bus interurbano (8 min), equipamientos públicos como los hospitales de Carlos Haya y Clínico, la Universidad, la Ciudad de la Justicia, todo el sector de Carretera de Cádiz o el Martín Carpena. Y todo ello sin salir de la red de metro. Teniendo en cuenta que además esta zona se identifica con la mayor densidad de población de la ciudad según informes propios de la Agenda 21, esta infraestructura puede ser considerada como una oportunidad que la ciudad debe aprovechar.

Zona de la ciudad a menos de 650 m de la línea HC, unos 10 minutos caminando.

En conclusión, la línea HC del Metro de Málaga, que permite la realización de viajes rápidos y para gran cantidad de personas, que libera espacio para el uso del coche en la ciudad y que conecta una de las zonas más densamente pobladas de la ciudad con multitud de servicios de la misma, es una oportunidad que no se puede dejar escapar. Además, lo que es muy importante para la transición hacia un nuevo modelo de movilidad sostenible, esta línea permitirá probar que el uso exclusivo de parte la calzada en superficie para la implantación de sistemas de transporte de alta capacidad es viable y tiene muchos más beneficios que perjuicios.

Quiero pensar que con esta infraestructura que reserva parte de la vía pasará como con la peatonalización del centro histórico, que tantas suspicacias generó en su momento pero cuyos efectos positivos son ahora percibidos de manera inequívoca por toda la ciudadanía malagueña. Será la prueba definitiva para implantar en el futuro las líneas de BRT que necesita la ciudad para completar la red de transporte público de alta capacidad y cuyo desarrollo será objeto de nuevas publicaciones.

Sin embargo, el proceso por el cual se defina la actuación será tanto o más importante que la misma. Es necesario que se lleven a cabo procesos participativos en los que todas las voces sean escuchadas, pero también se pongan todos los datos sobre la mesa. La participación no es sólo preguntar o votar; es informar, diseñar posibles soluciones, permitir propuestas y llegar a consensos, haciendo a la ciudadanía copartícipe, pero también responsable. Málaga necesita un plan de movilidad sostenible que debe estar hecho por y para las personas y que mire al futuro con el horizonte de justicia social y sostenibilidad como las principales guías, y para ello, los sistemas de alta capacidad y en superficie exclusiva, como el tranvía y el BRT, serán una alternativa viable y necesaria.

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