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lunes, 30 de diciembre de 2013

Clasificando el mundo

Me he encontrado un artículo interesantísimo que me gustaría compartir. En abril de este año se publicó en la International Journal of Remote Sensing, un artículo de un equipo de trabajo formado en su mayoría por investigadores chinos titulado "Finer resolution observation and monitoring of global land cover: first mapping results with Landsat TM and ETM+ data" (Observación y seguimiento de mayor resolución de la cobertura global: primeros resultados de la clasificación con datos de Ladsat TM y ETM+).

Me ha resultado curiosísimo primero, la laboriosidad inmensa del trabajo realizado con 8929 imágenes, 91433 muestras de entrenamiento y 38664 muestras de validación en todo el mundo, llevado a cabo además por medio de 27 intérpretes expertos diferentes. También me ha sorprendido bastante la gran utilidad del trabajo, dado que, de realizarse cada cierto tiempo y de tener una precisión adecuada, nos podría dar una idea excelente de cómo van evolucionando los distintos usos del suelo en el mundo. Estos datos, cruzados con otros como los de emisiones que afectan al cambio climático, indicadores económicos generales, o datos de producción agrícola, serían de gran ayuda para la planificación territorial a escala MUNDIAL (lo complicado sería tratar esto mismo con una gobernanza adecuada, pero ese es otro tema).

El trabajo es el primero de estas características que se realiza en lo que podríamos denominar como resolución espacial media (30 metros por píxel), frente a otros estudios previamente realizados también a nivel global pero con resolución espacial de entre 300 m. y 1 km. Se realizó con datos alrededor de 2006.

Algunos aspectos técnicos:
- Preprosesamiento: básicamente corrección atmosférica y topográfica de las imágenes.
- Clasificación: los algoritmos que se usaron para ser comprobados fueron MLC (Maximum Likelihood Classifier, o clasificador de máxima probabilidad), J4.8 decision tree classifier (clasificador de árbol de decisión), Support Vector Machine (SVM), y Random Forest. Como curiosidad, se usó un supercomputador de la Tsinghua University que, usando 1200 núcleos, tardó 6 días en clasificar todas las escenas mediante SVM.
- Diseño de la clasificación: basada en bloques o end-components de atributos, formas de vida e información estructural (aviso de que la traducción puede ser algo tramposa con estos términos, mis disculpas). En total 11 clases que se subdividen cada una en varias subclases. Las clases son: campos de cultivo, bosque, pradera (grasslands), matorral (shurblands), terrenos húmedos (masas vegetales inundadas, etc.), masas de agua (lagos, etc.), tundra, zonas impermeables (superficies artificiales), tierras desérticas, y nieve/hielo.
- Muestreo: Llevado a cabo por 27 intérpretes expertos diferentes por medio de Google Earth y bajo el criterio de what you see is what you get. Se tomaron con tamaños de 8x8 píxeles (casi 250 m2), siendo muestras homogéneas, con 10-20 muestras por escena, con no más de 3 por clase, y con una clasificación cualitativa de las muestras según éstas estén claras o no (confidence)

Más allá de la metodología utilizada (que entiendo que nos interesa sólo a los más técnicos en la materia), lo interesante son los resultados. En primer lugar, hay que destacar que no fueron excesivamente precisos ya que las precisiones globales obtenidas (overall accuracy -OA-, estimada como el porcentaje de muestras de validación que fueron bien clasificadas con respecto al total) estuvieron entre el 65% de SVM y el 54% de MLC, corroborando, por otro lado, la bondad del uso de métodos no paramétricos mejorar los resultados de la clasificación. En segundo lugar, y como era de esperar, las clases mejor clasificadas fueron nieve/hielo, los cuerpos de agua, las tierras desérticas y los bosques. Si nos fijamos, todas ellas se caracterizan por ser bastante homogéneas y diferenciables espectralmente. Por el contrario, las clases peor clasificadas fueron las áreas impermeables, los campos de cultivo, praderas y matorral, muy confundidas entre sí, sobre todo las tres últimas, como es por otra parte lógico dada su heterogeneidad y parecido (imaginemos cómo diferenciar un campo arado dedicado a la agricultura y un campo de matorral).

Lo anterior implica, como el propio artículo destaca, que las zonas del planeta con climatología "pura" son las que mejor están clasificadas. Por ejemplo, todos los países influidos por el desierto del Sáhara o por grandes zonas boscosas tienen una precisión en su clasificación muy elevada, mientras que las zonas que podemos denominar de transición climática, con un gran mix de usos del suelo, son las peor clasificadas. Europa, en general, tiene una OA del 62%, mientras que para España el valor baja hasta el 52% (resultados con el clasificador SVM).

Es una lástima que una clase tan importante como las superficies impermeables (ISA) esté tan erróneamente clasificada (aunque por otra parte, es totalmente comprensible por su heterogeneidad interna y su confusión con otros usos del suelo). Esta clase es, desde mi punto de vista, clave para entender las dinámicas humanas dentro del mundo, pues supone la ocupación del suelo por infraestructuras humanas (carreteras, edificios, y superficies urbanas en general). Con los datos en la mano, SVM clasificó las ISA con una precisión muy baja (intervalo de confianza entre 7% y 14%, estimado mediante esta aplicación) y no fue el clasificador que mejor lo hizo ya que MLC obtuvo una precisión entre 28% y 40% para esta clase.

Figura 1. Estimación de la proporción de los usos del suelo a nivel mundial mediante el clasificador SVM.

En la figura anterior podemos observar cómo se distribuyen los usos del suelo a nivel mundial, según las clases que se tuvieron en cuenta en el estudio y la clasificación mediante SVM. A la hora de leer estos resultados, hay que tener muy en cuenta la baja precisión obtenida, pero pueden servirnos para sacar algunas conclusiones. Hay que destacar en este punto que el artículo compara los resultados con datos de la FAO, para superficie dedicada a cultivos,con coeficientes de determinación (R2) algo bajos (alrededor de 0.70), y con superficie de bosque o arbolada, con un R2 cercano a 1 en este caso.

Las interpretaciones son múltiples pero no hay duda de que, si se consigue realizar una clasificación fidedigna de los usos del suelo a nivel mundial, muchas otras variables podrán ser estudiadas para favorecer diversas políticas internacionales. Por ejemplo, ¿cómo va evolucionando el porcentaje de territorio natural? ¿cuánta parte del planeta se destina a la agricultura? ¿cómo van aumentando las superficies desérticas? ¿y las coberturas de hielo? El interés aumenta exponencialmente si estos datos se cruzan con otros de tipo biofísico, biológico, incluso económico o climático. Además, de existir una serie de datos temporales, el estudio de su evolución sería de importancia máxima, pudiéndose además realizar en regiones concretas, con la importancia que ello tiene (por ejemplo, ¿cómo ha aumentado la superficie agrícola en África? y ¿se relaciona este aumento con un descenso en el hambre en este continente?)

Figura 2. Clasificación mediante el método SVM.

Personalmente, a parte de que la técnica empleada resulta del todo interesante científicamente, la parte que más me ha llamado la atención es la referida a las áreas impermeables. Nunca pensé que fuese tan escasa (menos del 1%, incluso si tenemos en cuenta el error en la clasificación). Nos da una idea de cómo la actividad  humana afecta al medio. Mientras que sólo usamos esa minúscula parte del mundo para desarrollar nuestra vida (agricultura aparte): transporte, vivienda, etc., estamos afectando al planeta de una forma desorbitada.

Como conclusión, sería del todo interesante que o bien por estados o bien por regiones continentales, existiese un programa para realizar este tipo de clasificaciones de un modo intercambiable (clases-objetivo coincidentes) que pudiesen usar sus propios satélites-plataformas u otra información geográfica, pero que los datos finales fuesen recogidos y puestos a disposición para todo el planeta, de forma que se tuviesen estos datos cada cierto tiempo y poder estudiar su evolución para cruzar con otros datos y sacar las conclusiones debidas. Debemos tener como objetivo superar ese 65% de precisión alcanzado en ese estudio para que los resultados fuesen indiscutiblemente válidos.

Saludos.

PIB, crecimiento y economía familiar

Como ya comenté en un post anterior, no soy experto en economía ni pretendo serlo a estas alturas de la vida. Sin embargo, como me ha dado por conocer cómo funciona este mundo y a ser algo crítico con él, me ha dado la vena de escribir unas líneas tontas sobre el PIB así, a lo bruto. No voy a relacionar aquí los datos con otras variables complejas como la inflación, la evolución de la deuda (ya sea pública o privada) o la dichosa prima de riesgo, simplemente porque no estoy capacitado para ello ni me va a ayudar a aclarar nada.

Según nuestra amada wikipedia "el producto interno bruto es una medida macroeconómica que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de un país durante un período determinado de tiempo" (ver aquí). También comenta que "es usado como una medida del bienestar material de una sociedad y es objeto de estudio de la macroeconomía". En resumen y por simplificar, parece que el PIB es el dinero que se mueve, en este caso en España, cada año.

Mi intención es tan sencilla como ver qué evolución del PIB hemos tenido, en este caso desde 2005 cuando estábamos en plenas "vacas gordas" hasta 2012. Los datos los he sacado de datosmacro.com. Además, resulta muy interesante ver cómo ha ido cambiando la tasa de paro, con relación a los datos del PIB durante el mismo período de tiempo (ver datos aquí). Para terminar, también he creído conveniente ver cómo ha evolucionado la población durante el mismo período de tiempo (datos aquí).


La gráfica anterior es la típica que, cuando la ves en el telediario, llegas a la conclusión de que la cosa está muy chunga, que estamos estancados después de haber tenido un bajonazo terrible desde 2008. Sin embargo, la cosa cambia cuando vemos la siguiente imagen:


En la imagen anterior, se representa la evolución "bruta" del PIB, en millones de euros. Se puede ver que hay una fuerte subida hasta 2008 y que nos mantenemos más o menos estables desde entonces. Pero si leemos la gráfica de otra manera, y aquí es donde yo quería llegar: ¡Somos más ricos que en 2005! ¡¿quién nos lo iba a decir?!

He pensado que más gráficas aburrirían demasiado al personal, pero sólo por dar los datos, enfrentando crecimiento del PIB con los datos de paro, se puede observar una estrecha relación (R2 = 0.57), mientras que si los enfrentamos al PIB bruto la relación es nula (R2 = 0.09). Por lo tanto, como ya por otra parte sabíamos, el empleo está ligado al crecimiento económico y no a la riqueza real existente. Por poner otro dato sobre la mesa, teniendo en cuenta la población total española, en 2005 el PIB por habitante era de 22.043 euros, mientras que en 2012, en plena crisis, estamos en 22.032 euros

Ya he escuchado muchas veces que el PIB no sirve para medir el bienestar de una sociedad. Sin embargo, en este caso yo creo que este indicador es útil y mucho. Lo es para indicarnos que estamos bajo un sistema económico que necesita del crecimiento para crear bienestar en la sociedad (en forma de trabajo) y que poco tiene que ver con la riqueza real que se posee. Entiendo yo que si ese bienestar estuviese más ligado a la riqueza real que a tener que estar siempre creciendo más (y por tanto, produciendo y consumiendo más), otro gallo nos cantaría.

Efectivamente, muchos podréis objetar que este análisis es demasiado burdo, pero yo saco una conclusión: cuando veamos por ahí los datos de renta per cápita, o los datos de crecimiento, o casi cualquier dato macroeconómico, una cosa podemos tener clara, la relación con las condiciones reales de vida de su población puede ser muy escasa.

Y otra conclusión más, dado que nuestros gobernantes nos dicen que la economía de un país se puede asemejar a la familiar (sobre todo por el tema de las deudas, que no se puede gastar uno más de lo que ingresa, ya ves tú qué descubrimiento). ¿Desde cuando una familia normal necesita cada vez crecer más en ingresos (en términos brutos, sin tener en cuenta la inflación) para subsistir? Me temo que no, que las familias normales, con tener un ingreso normal y constante, vamos tirando.

El problema lo tendrán aquellos que buscan acumular cada vez más. No paguemos todos por ellos.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Rajoy, tenías razón

Hoy me he levantado con el pie melancólico y un poquito pesimista, recordando lo que pasó el último viernes en la plaza de la constitución de Málaga. A modo de recordatorio, ese día se convocó una concentración en protesta por la nueva ley del aborto que ha presentado nuestro querido Gallardón. Un retroceso sin parangón que nos retrotrae más allá de 1985 y que introduce la doctrina eclesiástica en la legislación española. Un insulto a todas las mujeres de este país y una muestra de las pocas ganas de consensuar cualquier cosa por parte de este gobierno, que parece loco por buscar la confrontación social.

El caso es que se convocó a las 19:30 h esa concentración en el punto más céntrico de Málaga. Cuando llegué allí, enseguida me di cuenta de lo invisible que iba a ser la protesta, exceptuando que había dos furgonetas de la policía nacional, no vaya a ser que pasara algo. La mayoría silenciosa de la que habló Rajoy no estaba en esa ocasión en casa, estaba en la calle. Estaba escuchando los villancicos cantados por los coros en el escenario montado en la misma plaza constitucional. Estaba vagando entre escaparates y luces, de aquí para allá, en busca de terminar con sus obligados regalos navideños. El centro estaba, como todos los días de estas fiestas, a rebosar, prácticamente como en los días de feria en agosto.

Y ahí es cuando me di cuenta. La mayoría silenciosa, en este caso en forma de marabunta andante, se comió por completo a la minoría radical. Un bofetón en toda la cara, a mi entender, que hacía invisible lo que debió ser una riada de gente en contra de la otra minoría reaccionaria (espero) de este puñetero país. Y aquí se da pie a dos reflexiones:

1) Tenemos que tener claro, por muy extraño que nos parezca a algunos por los círculos en los que nos movemos, que la gente o bien pasa del tema, o bien tiene otras cosas mucho más importantes a las que atender. Como comprenderéis, en el centro de Málaga de compras, la mayoría era del primer grupo. El segundo grupo se encontraba a extramuros del centro, a orillas del Guadalmedina, en las colas del banco de alimentos de "Los Ángeles de la Noche", por ejemplo. CONCLUSIÓN: ambos segmentos van a ser muy opacos, no van a sumar en el corto plazo.

2) Como miembro de una organización política que pretende menear las conciencias, tenemos que tener claro una cosa: 2014 va a seguir siendo terrible, tenemos que arremangarnos, tenemos que estar en todas, y tenemos que intentar no estar solos. Esta acción, que ni siquiera sabíamos a ciencia cierta quién convocaba (¿marea violeta?) y en la que se dieron lugar unos pocos cientos de personas, nos tiene que enseñar muchas cosas. Es preciso, necesario y hasta urgente impulsar la creación de una especie de COOPERATIVA POLÍTICO-SOCIAL, que se de a nivel local, para que, como mínimo, articule acciones de este tipo para que sean lo más visibles, participadas y ruidosas posibles, y que sume a movimientos ciudadanos y sociales (mareas, 15-M, PAH, etc.) con organizaciones políticas y sindicales (sí, estas también, que ya son gentes organizadas) más allá de las banderas de cada una.

¿Dónde estaban esa noche los sindicatos? ¿Y las bases de partidos como IU y PSOE? Seguro que son muchas personas. No echo nada en cara, que conste. Estoy convencido de que el problema fue en la convocatoria, echa con toda la buena intención del mundo, pero no puede volver a suceder. Tenemos que dejarnos de egos personales y estrategias tontas de partidos. Tenemos que construir puentes, en lugar de buscar lo que nos diferencia. Tenemos que tejer redes, para nutrirnos, para informarnos; para cooperar. Tenemos que defendernos de lo que nos está cayendo y tenemos que hacerlo cuantas más personas mejor.

Así pues, pese al pesimismo, tenemos que seguir construyendo.
Todas sumamos.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Sobre trabajo y necesidad

Hace ya tiempo que vengo pensando en escribir reflexiones sobre el trabajo, la economía en general y las necesidades propias de nosotros los humanos, entendiendo trabajo como esfuerzo que produce y/o transforma bienes. Sin embargo, no soy ningún erudito económico y siento no poder ofrecer aquí una versión formada o basada en complejas estadísticas macroeconómicas y teorías políticas complejas. Pido disculpas por ello.

Mi reflexión se produce por el hecho de que, simplemente observando, se puede uno enterar de la espectacular transformación que ha sufrido el mundo desarrollado en los últimos tiempos (30, 40 años, o un siglo, me da igual). Hemos pasado de tener que emplear millones de personas en la recolección de nuestros campos a utilizar máquinas que reducen el número de empleados necesarios (no sé, ¿de cada 10 trabajadores se habrá pasado a necesitar 1?). Estamos viendo cómo no es necesario, o cada vez menos, que personas tengan que pasar todo el día picando en la mina para extraer carbón, porque somos capaces de generar electricidad con el viento o el sol. Y ejemplos de todo esto cabría enumerar cientos.

Vemos, sin embargo, como datos que socialmente o en general pueden ser clasificados como positivos, se traducen como negativos al tratarlos de forma individual o parcial (el caso de la minería y los mineros es un claro ejemplo de ello). Pongamos un ejemplito: imaginemos que, por la tecnología que fuese, la sociedad pudiese distribuir la información sin la necesidad de papel (y su alternativa fuese ecológicamente mejor). Creo que todos estaríamos de acuerdo en que sería genial no tener que talar árboles, producir el papel, distribuirlo, etc. Sin embargo, por otro lado tendríamos a todas las personas que trabajan en ese sistema de producción en contra, pues se les cortaría su modo de vida. El reto, por tanto, pasa por ahí, por inventarnos un sistema en el que las bondades de estos avances se traduzcan en beneficios sociales, no en despidos y "vayan ustedes a buscarse la vida por ahí". ¿Acaso no es genial que, en lugar de tener que haber 10 personas vareando un olivo durante 1 día, se sea igual de efectivo con 3 personas y sólo medio día? Por supuesto que sí, eso creo que se denomina productividad. Pero claro, si soy más productivo yo para que otro se quede parado, pues menuda ganancia que hemos tenido. Esa es, por tanto, la clave: ¿quién y cómo gana con el aumento de la productividad? ¿es la productividad y su aumento la condición básica de la competitividad? ¿cómo combinamos el aumento de productividad con modelos cooperativos a gran escala?

Dado nuestro sistema de producción y consumo basado en los salarios, es necesario que cada vez más gente esté empleada y, por tanto, produciendo. Pero digo yo, ¿produciendo qué? ¿qué necesitamos a día de hoy? ¿qué hay que inventar de más? ¿la cantidad de trabajo posible tiene algún límite? Entiendo aquí que debemos pasar por un proceso de definición de nuestras necesidades básicas (alimentación, movilidad, medicina, y lo que el común de los mortales definamos) y que nuestros esfuerzos (trabajo) deberán ir encaminados a cubrirlas. Si no, ocurrirá siempre lo que hoy: personas productivas que apenas tienen tiempo para sí y que emplean parte de sus ingresos en "necesidades secundarias" (imaginemos unas mega-vacaciones al año, por ejemplo), mientras que otras personas no productivas lo pasan fatal para cubrir sus necesidades más básicas. En mitad de esta burda clasificación quedaría lo que se ha venido en llamar el precariado, que ya pasa penurias para llegar a fin de mes estando entre la sociedad productiva.

Ahora tocaría hablar de lo más difícil: las alternativas. Vaya marrón. En primer lugar, entiendo que el aumento de la productividad que se genera en una sociedad debe beneficiar a dicha sociedad. Por tanto, debe inducir a un reparto de las fuerzas productivas necesarias resultantes. Traducido: reparto del trabajo y reducción de la jornada laboral con el aseguramiento de un sueldo suficiente. Además, dado que nuestro querido planeta parece dar poco más de sí, no se trataría ya de ir aumentando la tarta para que se puedan repartir mejor los trozos, sino que tenemos que partir los trozos de forma que todos nos beneficiemos. Traducción: terminar con el dogma de que para crear empleo hay que crecer económicamente (y por tanto en consumo). Creo que las bases ya están sentadas con alternativas como la Economía del Bien Común, las propuestas decrecentistas y multitud de ejemplos de cooperativismo, en los que debemos profundizar para realizar el cambio. Por último, dado que se ha comprobado que en el mundo existen los recursos necesarios, sería interesante la instauración de una renta básica universal e incondicional, como derecho básico de las personas y que permitiría la subsistencia mínima deseable así como unas condiciones de negociación laboral sin el paro como alternativa, lo que hoy en día da al empresariado unas enormes ventajas.

Y hay todavía un cambio más radical: el de la conciencia propia. Pasar de ser lo que la sociedad mercantilizada ha tratado como recursos humanos (en el mismo plano que se tratan otros recursos, como un gasto o una inversión) a ser los objetos últimos de la economía o los beneficiarios de ella, junto con el respeto por nuestro entorno y la adecuación a él, que no es más que la matriz que nos contiene y nos permite desarrollar nuestras relaciones, también las económicas. Además, hoy en día, entender que el disponer de una renta suficiente y más tiempo libre en lugar de intentar tener cada vez mayor renta para consumir cada vez más bienes objetivamente innecesarios, es el cambio interior que debemos aspirar a tener. La alternativa a esto es seguir con este sistema depredador, competitivo y consumista que, en mi humilde opinión, nos lleva al colapso.

lunes, 17 de junio de 2013

Porque la vida puede ser maravillosa

Hace ya algo más de dos años que me decidí por ir a la asamblea constituyente de Equo en Almería. Dos años de la decisión de pasar de la indignación al compromiso, en este caso, con un grupo de gente excepcional, formando parte de un proyecto que para mí, resulta ilusionante y necesario. Han sido dos años de experiencia "política" (¡cómo cuesta decir esa palabra!) cargados de la ilusión por crear algo nuevo y cargados también de un montón de enseñanzas sobre "de qué va el tema". Aprendes a discutir, a escuchar, a sentir como tuyos otros puntos de vista, a reafirmarte en otros cuando son compartidos por tus compañeras. Pero sobre todo, yo he aprendido sobre el compromiso. No sobre el compromiso con unas siglas, ni con un grupo, ni con ciertas personas, no va de eso. Es COMPROMISO con mayúsculas, ése que va de uno hacia todas las demás.

Cuando decides que tienes que dar un paso adelante para intentar cambiar el mundo en el que vives porque éste ha llegado a desilusionarte (por no utilizar el verbo asquear), encontrarte con la gente con la que yo me encontré no tiene precio. Descubrir que existen personas que literalmente entregan su tiempo libre no sólo a teorizar sobre la sociedad que debiera ser, sino a llevarla a cabo día a día en la calle, en lo concreto; le hace sentir a uno insignificante, y le enseña a valorarlo todo mucho más.

Jamás entenderé bien, cómo personas con trabajos muy exigentes, hijos a su cargo, etc. son capaces de dedicar con tanta ilusión y entrega, tanto tiempo a trabajar por los derechos sociales y la justicia social, a ver cómo mantenemos vivos e intactos nuestros parques, a luchar por la cultura y el patrimonio locales, a estar en los plenos de su ayuntamiento, a montar mesas de participación ciudadana, a organizar recogidas de firmas y prebiscitos, ... y así podría estar párrafos enteros. Ya sé que no son las únicas que lo hacen, ni los primeros, ni quizá los que mejor lo hagan. Pero es genial poder decir que les definen más sus actos que cualquier programa político o cualquier documento ideológico interno. Y eso no tiene precio.

Yo defino a las gentes de Equo que he conocido en Almería como las "gentes de la sonrisa". Esa sonrisa que te recibe perpetua y que le hace a uno sentir la bondad, amabilidad y candidez de las que buscan el bien ajeno. Esa sonrisa que te transmite, parafraseando a D. Andrés Montes, "Aquí estamos. Intentándolo. Porque la vida puede ser maravillosa". Y yo creo que ellas trabajan por eso, porque la vida de todas las personas sea algo más maravillosa (o para que las de unos sean menos maravillosas y puedan ser mejor para las de la mayoría).

Nunca me gustó decir, "yo soy de Equo" o "pertenezco a Equo" sino más bien que, "una pequeña parte de Equo, soy yo". Es justo decir también que una parte de lo que yo soy es lo que ha aprendido y vivido con mis compas de Equo Almería. Por eso les dedico estas breves palabrillas que seguro que no son capaces de hacerles llegar todo lo que me han enriquecido durante estos dos años.

Para estas gentes mi reconocimiento, ahora que, por circunstancias personales me separaré (espero que sólo físicamente) de su compañía.

¡Salud y república!

viernes, 5 de abril de 2013

Ni nos conformamos ni nos rendimos.


Como primera entrada del blog y como prueba, inserto un post que redacté en Agosto de 2012 con motivo del día internacional de la juventud, a razón de lo difícil que lo tenemos los jóvenes y esas cosas.

La situación de la juventud española podría resumirse muy bien en el último dato de la encuesta de población activa (EPA). En concreto, para los menores de 25 años, el dato es del 53.28% de paro en el global del estado y (¡atención!) el 63.37% para los andaluces menores de esa edad (60.22% entre los 20 y los 24 años, y 75.93% entre 16 y 19 años). La palabra más suave que se me ocurre para calificar estos es de INTOLERABLE. Los datos extraídos de la EPA no ofrecen otro tipo de distinción en edades más allá de las ya mencionadas y la superior, de 25 a 55; aunque bien podría considerarse como joven, tenga la edad que tenga, cualquier persona que busque su primer empleo, que acabe de terminar su formación, o que tenga que vivir con sus padres. Un dato que contrasta con éstos es, por ejemplo, el número de alumnos que se matriculan cada año en la universidad española, que no deja de aumentar (último dato de 2011), o la búsqueda del empleo allá donde éste se encuentra (300.000 jóvenes españoles preparados nos dejaron para trabajar en el extranjero) que demuestran que los jóvenes, como personas que somos, necesitamos de perspectivas de vida, necesitamos de sueños, y los buscamos.

Durante todos estos años de las denominadas “vacas gordas”, a los jóvenes, en general, tampoco es que nos tocara la lotería (salvo excepciones). Los que estábamos preparados conseguíamos trabajos mileuristas (quien los pillara) y del tipo “aquí se sabe cuando se empieza la jornada, pero no cuando se termina”. Nos “emancipábamos” en pisos compartidos con otros compañeros y ahorrábamos lo que podíamos, quizá para tener vehículo propio y esas cosas. No pasa nada, todo llegará, iré ascendiendo poco a poco, conseguiré mi pisito propio. La mayoría de nosotros no participó de esa burbuja inmobiliaria que, al parecer, todos conocían pero que nadie frenó. Nosotros fuimos los que pagamos las consecuencias porque, ni teníamos nada con lo que especular, ni podíamos acceder a una vivienda medianamente digna (ni en propiedad, ni en alquiler). Eso sí, parece ser que contribuimos al ya bien conocido “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”.La situación de la juventud española podría resumirse muy bien en el último dato de la encuesta de población activa (EPA). En concreto, para los menores de 25 años, el dato es del 53.28% de paro en el global del estado y (¡atención!) el 63.37% para los andaluces menores de esa edad (60.22% entre los 20 y los 24 años, y 75.93% entre 16 y 19 años). 

Sin embargo, parece ser que la mejor contribución o invención que hicimos fue la de la llamada generación ni-ni (ni estudias, ni trabajas). Sinceramente, y salvo excepciones, yo no he visto mucho de eso. Si bien antes he descrito los típicos primeros años de un recién graduado universitario, la otra cara de los “años del boom” fueron los currantes. Sí, ese colectivo que ahora tiene la culpa de todo porque se le ofrecía trabajo y buen sueldo (habría que verlo), se le pedía que ayudara al sistema comprando casa y coche (hipoteca mediante), si puede ser que tuviera hijos, que alguien tendrá que pagar las pensiones, y que pasaba por el aro. Pues bien, tampoco creo que ellos tengan la culpa de mucho por pasarse la mayoría 8 o 9 horas al día en la obra, de sol a sol en las fábricas, por ganar 700 euros en cualquier caja de hipermercado, o por recoger los frutos de nuestros campos. Sin embargo, la generación de vagos ni-ni, como vagos que son, han salido de los primeros de los puestos de trabajo, han tenido que tragar con sueldos de becario por cada vez más tiempo, han tenido que comerse las hipotecas esas del “no te preocupes, la vivienda nunca baja”, o han perdido las ayudas a la emancipación mientras se les decía que hay que ser flexible en el destino laboral. Pero claro, es que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.

Pues no. Nuestras posibilidades son: ¿que me echan del trabajo?, pues tendré que volver a casa de mis padres; ¿que no puedo trabajar de lo mío?, pues me hago un postgrado; ¿que me subes las matrículas?, pues me busco un curro en cualquier sitio; ¿que no hay curro en cualquier sitio?, pues a ver si mis padres me lo pueden prestar por un tiempo, ¿que mis padres tampoco tienen?, pues… Me indigno. Y así, como el que no quiere la cosa, nos dimos cuenta que estábamos en un mundo que ya estaba hecho cuando llegamos, y del que encontramos un montón de agujeros por todos lados. Nos dimos cuenta de las lagunas democráticas, del funcionamiento de los partidos políticos, de los intereses reales de los que se suponía que nos representaban, de la ley electoral, y sobre todo, entendimos quiénes mandaban realmente. Y no éramos nosotros, y no era para nosotros.

Pero aquí estamos, no nos vamos a resignar con lo que tenemos, quizá tengamos que salir fuera a buscar un futuro inmediato, pero no duden en que vamos a intentar levantar esto porque sin nosotros no será posible, porque si no es para nosotros, no será viable. Porque vamos a fundar otra generación ni-ni, ni nos conformamos, ni nos rendimos.