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domingo, 13 de noviembre de 2016

¿Y si la Renta Básica fuese lo más fácil?

Un domingo por la tarde cualquiera, me encuentro recabando información sobre Pobreza Energética y sobre cómo poder paliarla, con el objetivo de intentar realizar acciones divulgativas y políticas ahora que se acerca el invierno y que en sitios como mi pueblo, Villanueva del Trabuco, suponen semanas de intenso frío. Mucho me temo que existe un buen número de familias que se tienen que pensar el encender el brasero eléctrico o la estufa, por miedo al recibo de la luz. Y es que realidades como la pobreza energética se dan por interconexión de fenómenos, en ese caso, por el bajo nivel de ingresos de gran parte de la población y por el cada vez más caro recibo de la luz, facilitado por las compañías eléctricas y el entramado político a su servicio.

El caso es que, revisando las medidas para paliar esta realidad, me encuentro con el Programa Extraordinario para Suministros Mínimos Vitales y Prestaciones de Urgencia Social, de la Junta de Andalucía, aunque gestionado por los Ayuntamientos que lo soliciten y los Servicios Sociales Comunitarios (más info aquí y aquí). Este programa, que, como ejemplo, supone 7.400 euros para el Trabuco en 2.016, va enfocado a familias (que no personas individuales) en "situación de urgencia social". Los fondos se destinan a "gastos de energía eléctrica", o "derivados del suministro de agua, alcantarillado y basura" y los fondos concedidos deben ser empleados específicamente en eso, debiendo facilitar, por tanto, las facturas debidas, así como toda la documentación que demuestre que se está en situación de urgencia social.

Para acreditar esa "situación de urgencia social", es decir, para demostrar que una es pobre, se le pueden exigir multitud de documentos (desempleo, IRPF, empadronamiento, etc.), lo que supone que, para que te den para pagar unas facturas de, imagino, unos cientos de euros a lo sumo, debes entretenerte bastante en demostrar que eres pobre y que no quieres engañar a la administración (ya se sabe, somos sospechosos habituales en el arte de engañar). Además, existen requisitos tan curiosos como el de "no ser propietaria o usufructuaria de bienes inmuebles de naturaleza urbana o rústica, excepto la vivienda individual". Es decir, que si tienes bienes, tienes que deshacerte de ellos, lo cual puede, perfectamente, ahondar en tu situación de pobreza, beneficiando a aquéllas que se aprovechen de una venta a precio bajo por el bache que estás pasando. Pensemos por ejemplo en las familias que tengan que desprenderse de la pequeña extensión de tierra con la que saca algo todos los años, por ejemplo.

En definitiva, lo de siempre, que hay que demostrar que se es pobre. Pedir limosna; ayuda, caridad, cuando ya no puedes ni pagar la luz. Y si para ello tienes que deshacerte de lo único que te queda, pues es lo que hay. Y todo ello bajo la lupa de la administración que no se fía de ti ni un pelo, no vaya a ser que estés intentado engañarle y hacer triquiñuelas legales para quedarte con lo que no es tuyo.

Un sistema burocratizado al máximo que requiere un programa específico, un real decreto, reserva de fondos, comisión de control a nivel andaluz y provincial, tiempo de los Servicios Sociales, tiempo de las beneficiarias, recoger un montón de documentación, tiempo de las funcionarias o representantes en los Aytos., control de cuentas, etc. Todo para pagar las facturas de suministros BÁSICOS para las andaluzas.

Ha sido al llegar a esta conclusión cuando he visto una de las mayores ventajas de la Renta Básica Universal (RBU), destacada por Daniel Raventós en alguna de sus conferencias que he podido ver. La simplificación y ahorro que conlleva la RBU en cuanto a la tramitación de todo el conglomerado de ayudas (rentas para pobres, como él las llama). Y es que la RBU eliminaría de un plumazo toda la batería de pequeñas ayudas (no así prestaciones por desempleo) que van destinadas a paliar los efectos más dañinos del sistema (me niego a seguir llamándolo crisis). Con la RBU daríamos el poder, la libertad y la responsabilidad a cada persona de emplear su renta, incluyendo, por supuesto, todos sus gastos básicos garantizados. Las personas ya no tendríamos que mendigar, sino que tendríamos el derecho a nuestros suministros básicos. Considero que esta última afirmación, es bastante más revolucionaria de lo que pueda parecer.

Por  ello, cada vez que se habla de lo que costaría implementar la RBU, por ejemplo, en Andalucía, se debe contar con el coste de todas aquéllas medidas que ya están implementadas y que quedarían sin efecto. Y no sólo lo que cuestan presupuestariamente en cuanto al montante de las ayudas, sino su puesta en marcha, control, etc. Como ejemplo, el propio Raventós utiliza el caso de la renta mínima en Cataluña (si no recuerdo mal), para el cual casi 1 de cada 2 euros se empleaba en la administración, gestión y control del programa, por lo que ¡sólo queda la mitad del dinero para lo que se supone que debe servir!

Ni que decir tiene que la RBU, al ser concebida como un derecho (y no una ayuda para pobres), evita todo el mal trago de las personas "en situación de urgencia social" de la tramitación, que muchas aún sienten como un estigma social, con la vergüenza de tener que pedir ayuda. Además, la RBU evitaría las situaciones injustas, como la que supone tener que desprenderse de bienes para poder "no ser pobre" (piense en pequeñas tierras de explotación agrícola, por ejemplo, que sirven de sostén para muchas familias andaluzas).

En un país y un mundo en el que, por ahora, hay para todas, no debe existir la posibilidad de ser pobre. La Renta Básica es la mejor herramienta de futuro para la eliminación de la pobreza y la estigmatización social que supone. Constituye la mejor herramienta de transición ante la aparente pérdida de empleos por la mecanización y la tecnología, siendo a la vez una herramienta de empoderamiento de aquellos sectores que aún son subalternos por el mero hecho de ser económicamente dependientes (mujeres, mayoritariamente).

La RBU es la materialización de que se tiene derecho a una vida digna y por ello, no hay lucha más loable que la que está llevando a cabo Paco Vega, que lleva desde el 2 de noviembre en huelga de hambre para que se materialice el artículo 23.2 de nuestro estatuto autonómico: "Todos tienen derecho a una renta básica que garantice unas condiciones de vida digna".

sábado, 5 de marzo de 2016

Mujeres para la Gente

El próximo martes 8 de marzo es el día internacional de la mujer trabajadora. Todavía no entiendo muy bien el hecho de que se tenga que colocar el apellido "trabajadora", no conozco mujer que no lo sea. Hay que empezar a pensar en cambiarle el nombre a este día de celebración y reivindicación, no vaya a ser que aquéllas que aún se encargan de los cuidados a tiempo completo se vean excluidas, cuando su trabajo es fundamental para la sociedad pese a no estar remunerado (paradojas del patriarcado, que le vamos a hacer).

Este día 8 de marzo es la fecha en la que destacamos el papel de las mujeres en la sociedad, en el que reivindicamos que son todavía ellas quiénes sostienen los cuidados necesarios en casa y ponemos sobre la mesa la brecha salarial o los derechos de igualdad adquiridos hasta ahora. También subrayamos que todavía el 70% de las personas pobres del mundo son mujeres, que siguen existiendo cifras escalofriantes de asesinatos machistas, que existe una violencia estructural sobre ellas que es, en muchos casos, permitida o silenciada. Tampoco nos olvidamos en este día de reclamar que se deje de emplear el cuerpo de las mujeres como un objeto, que no pueden ser utilizadas para reclamo publicitario alguno, que no son nuestras, QUE NO NOS PERTENECEN. Que actos tan humanos, entrañables, naturales y especiales, como es la lactancia, tienen que tener un reconocimiento especial y las madres que elijan ejercerla, deben poder hacerlo en libertad. En definitiva, en este día nos encargaremos de poner sobre la mesa todas aquéllas reivindicaciones que, aún hoy, en pleno 2016, quedan sin resolver, y sobre las que tanto nos queda por trabajar.

Sin embargo, el objetivo que persiguen estas humildes palabras escritas no se centrará en la reivindicación sino en el reconocimiento.

Hace ya más de un año que dimos a nacer una aventura que trataba de impulsar en nuestro pueblo una nueva ola de ilusión y trabajo desde un movimiento político basado en la confluencia. Así, formamos Trabuco para la Gente que, desde sus inicios, apostó por poner las políticas de igualdad en el centro y de forma transversal en todas sus propuestas, como eje vertebrador. De hecho, fuimos las únicas que hicimos nuestra lista de forma paritaria y en cremallera, apostando porque ellas deben tener su voz representadas de la misma manera. Y no sólo eso. Hemos intentado además llevar a cabo eso que tanto se nombra ahora como feminizar la política. Esto es, aplicar valores de escuchar, ternura, comprensión, cercanía, empatía y cariño a nuestro modo de hacer, tanto dentro de nuestro propio grupo como en todos aquéllos espacios en los que participamos (plenos municipales incluidos).

Puedo decir con la boca bien llena que me siento tremendamente orgulloso, y me van a permitir que lo exprese así, de contar en nuestro humilde grupo con ese excelente elenco de mujeres que tanto nos enseñan y aportan con cada paso que damos todas juntas. Las Mujeres para la Gente han demostrado en todo este año una capacidad asombrosa de trabajo y paciencia. Siempre disponibles y dispuestas para lo que ha hecho falta. Aportando en cada asamblea esos valores tan necesarios de humildad y ternura, pensando siempre en el bien común y aportando propositivamente para nuestro pueblo.

Yo no sé si a ellas les importará que las nombre directamente, pero me voy a tomar el riesgo. Voy a agradecer a nuestra jóvenes Sara Sánchez y Luzma Jiménez todo su trabajo y disponibilidad con los presupuestos y con otras iniciativas; a Sara Moreno por su creatividad y sus estupendas ideas alternativas; a Sheila por estar siempre en todos sitios y traernos dudas, propuestas e inquietudes de tanta gente; a Marye por su inmensa capacidad, por su esfuerzo por entendernos y hacerse entender, y su vigilancia para mantenernos en la radicalidad necesaria; a Paqui por su sabiduría, su experiencia y sus ganas pese a los malos momentos; a Juana por su dulzura sin límites y corazón enorme, aparte de su activismo desaforado, como demuestra con el pueblo saharaui.

Me voy a permitir, por último, y a riesgo de que me regañe por ello, agradecer especialmente a Patri, que tanto me animó a lanzarme a esta aventura y que tanto trabajó y trabaja por nuestra modesta pero decidida iniciativa. Creo que basta decir que nos conocimos en la Marchas por la Dignidad del 22M de 2014 como ejemplo de su compromiso con sus valores. Sus ganas de trabajar y su apuesta por construir una iniciativa colectiva que fuese verdaderamente democrática y feminista fue básica para que arrancara Trabuco para la Gente. Sin ella, no seríamos lo mismo, sin duda ninguna. No está siendo un año fácil pero, amiga, si te sirven de algo estas palabras: GRACIAS.

No sé explicar demasiado bien lo que pretendo con estos renglones. Si lo preferís, quedaros con un: GRACIAS A TODAS.

Pintura sobre piedra de Sara Moreno que no me pude resistir en retener.

domingo, 10 de enero de 2016

El tranvía del Hospital Civil, ¿lo hablamos?


Mucho se ha hablado en las últimas semanas sobre la tercera fase del metro de Málaga, la denominada línea del Hospital Civil (en adelante, línea HC), que se realizará en su mayor medida en superficie y que conectará las líneas actuales 1 y 2 con la zona hospitalaria, teniendo como ejes principales las calles Hilera y Eugenio Gross, acabando en Blas de Lezo, a espaldas del dicho hospital.

El debate, como en tantas otras ocasiones, ha estado centrado en la infraestructura en sí, esto es, metro sí o metro no (en este caso tranvía). Como pasa siempre, la polémica no está en torno a lo realmente importante. Qué modelo de movilidad necesita nuestra ciudad y cómo vamos dando pasos para alcanzar el objetivo.

En este punto es a donde la sociedad en general pero las administraciones en particular, deben centrar el debate y, por tanto, la participación ciudadana. Mucho se ha hablado de la oposición de los vecinos de la zona que se verá afectada y de las triquiñuelas que harán falta para que finalmente se realice la infraestructura pero, insisto, poco o nada se ha puesto sobre la mesa cómo queremos (y/o debemos) movernos en Málaga, incluidos los vecinos de estos barrios, pero no sólo ellos, puesto que el modelo de movilidad será para toda la ciudad.

Por tanto, lo primero que tenemos que preguntarnos es cómo se inserta el tranvía del HC en el planeamiento de la movilidad a futuro. ¿Tendrá continuidad la línea hacia el norte en el futuro cubriendo Ciudad Jardín y Palma-Palmilla? ¿Existe la apuesta de generar una red mayor de metro-tranvía que cubra también la zona Este? ¿Se centrarán los esfuerzos en sistemas de alta capacidad y eficiencia con plataformas reservadas o se seguirá apostando por una red de autobuses urbanos similar a la actual? ¿Qué papel juega el coche? ¿Y la bicicleta? En fin, multitud de cuestiones que no están sobre la mesa ya que los focos, como siempre, están sobre las infraestructuras, en lugar de sobre las personas y el modelo de movilidad que necesitan.

Aun así, creo conveniente dejar algunas pinceladas sobre esta línea de metro en concreto. Y lo voy a hacer posicionándome a favor de la misma, aunque con algunas reservas y sin conocer del proyecto más que lo que se ha venido publicando. Creo que Málaga necesita a medio plazo ser capaz de generar un sistema de movilidad que tienda a la sostenibilidad, esto es, que cumpla con los siguientes requisitos (criterios de planeamiento urbano y accesibilidad aparte):
  1. Debe ser un sistema eficiente y de alta capacidad, es decir, que consiga mover a grandes cantidades de personas de manera suficientemente rápida.
  2. Debe ser capaz de absorber una cantidad importante del tráfico de automóviles, es decir, que sea un sistema competitivo con respecto al automóvil en cuanto a su facilidad de uso, precio y tiempos de viaje.
  3. Debe librar espacios dedicados al coche para el uso público del espacio, esto es, favorecer que la progresiva eliminación de espacios de uso exclusivo del automóvil.
  4. Debe tener un alto grado de intermodalidad, conectando diferentes medios de transporte complementarios entre sí.
Estos cuatro principales pilares son cumplidos por un sistema de tranvía ya que:
  1. Tiene la misma capacidad que el metro para transportar personas y resulta rápido si tiene prioridad de paso en las intersecciones y sólo se detiene en las paradas habilitadas.
  2. Si consigue una velocidad similar a la de las líneas de metro actuales, en torno a los 30 km/h, será perfectamente competitivo con el automóvil para moverse por la ciudad.
  3. Favorece la liberación de espacios al requerir una plataforma independiente, en este caso, por el centro de la calzada.
  4. Con respecto a la intermodalidad, además de conectar con la estación de trenes y buses interurbanos, es preciso su inserción con la red de carriles bici, los servicios de bicicleta pública y el sistema de autobuses público urbano.
La sustitución del coche por el transporte público no capricho del que escribe. De acuerdo con los compromisos adquiridos por los países en la reciente Cumbre del Clima, tenemos que bajar drásticamente nuestras emisiones contaminantes y de efecto invernadero, provocadas en su mayor medida por el uso desmedido del transporte rodado privado. De hecho, según los informes del OMAU respecto a la Agenda 21, el transporte redunda en casi el 50% de las emisiones de CO2 en Málaga, y es más que el sector servicios y residencial juntos. Esto es producto del masivo uso del coche que se hace en nuestra ciudad, impulsado por las instituciones mediante la construcción de infraestructuras rápidas y de aparcamientos públicos, entre otras. De hecho, en el estudio de demanda realizado también bajo el amparo de la Agenda 21, el coche es usado para la realización del 30% de los viajes, mientras que se realizan el 48% a pie y sólo el 10% mediante transporte público (datos de 2014). A lo anterior, además, habría que añadir que el parque automovilístico está basado en fuentes de energía cuya escasez no tardaremos en sufrir pese al actual nivel de precios.

De los datos anteriores se desprende entonces que Málaga necesita un plan de movilidad sostenible a la altura del desafío que debe afrontar y que la implantación de un sistema público de transporte eficiente y competitivo es más que pertinente. Cierto es que se podría debatir sobre si la apuesta por el metro-tranvía es la mejor, dada la existencia de alternativas como el Metrobús o Bús de Tránsito Rápido (BTR) que son mucho más económicas y pueden ser implantadas de manera mucho más rápida. Sin embargo, de lo que no cabe duda es que la alternativa pasa por sistemas de movilidad que roben espacio a los vehículos privados y sean eficientes y rápidos para un uso masivo por parte de la población.

Además, analizando en concreto la línea proyectada, es preciso tener en cuenta su radio de influencia, esto es, aquéllas zonas de ciudad situadas cerca de la línea HC y que se verán favorecidas por su uso (Gamarra, Las Chapas, Mármoles, Suárez, La Roca, Arroyo Los Ángeles, Camino de Suárez, La Trinidad, etc. ver figura). Esto implica que toda esta zona tendría acceso directo a la red de metro, lo que les permitirá un acceso sumamente rápido a la Alameda Principal y el centro de Málaga (5-6 minutos), las estaciones de tren y bus interurbano (8 min), equipamientos públicos como los hospitales de Carlos Haya y Clínico, la Universidad, la Ciudad de la Justicia, todo el sector de Carretera de Cádiz o el Martín Carpena. Y todo ello sin salir de la red de metro. Teniendo en cuenta que además esta zona se identifica con la mayor densidad de población de la ciudad según informes propios de la Agenda 21, esta infraestructura puede ser considerada como una oportunidad que la ciudad debe aprovechar.

Zona de la ciudad a menos de 650 m de la línea HC, unos 10 minutos caminando.

En conclusión, la línea HC del Metro de Málaga, que permite la realización de viajes rápidos y para gran cantidad de personas, que libera espacio para el uso del coche en la ciudad y que conecta una de las zonas más densamente pobladas de la ciudad con multitud de servicios de la misma, es una oportunidad que no se puede dejar escapar. Además, lo que es muy importante para la transición hacia un nuevo modelo de movilidad sostenible, esta línea permitirá probar que el uso exclusivo de parte la calzada en superficie para la implantación de sistemas de transporte de alta capacidad es viable y tiene muchos más beneficios que perjuicios.

Quiero pensar que con esta infraestructura que reserva parte de la vía pasará como con la peatonalización del centro histórico, que tantas suspicacias generó en su momento pero cuyos efectos positivos son ahora percibidos de manera inequívoca por toda la ciudadanía malagueña. Será la prueba definitiva para implantar en el futuro las líneas de BRT que necesita la ciudad para completar la red de transporte público de alta capacidad y cuyo desarrollo será objeto de nuevas publicaciones.

Sin embargo, el proceso por el cual se defina la actuación será tanto o más importante que la misma. Es necesario que se lleven a cabo procesos participativos en los que todas las voces sean escuchadas, pero también se pongan todos los datos sobre la mesa. La participación no es sólo preguntar o votar; es informar, diseñar posibles soluciones, permitir propuestas y llegar a consensos, haciendo a la ciudadanía copartícipe, pero también responsable. Málaga necesita un plan de movilidad sostenible que debe estar hecho por y para las personas y que mire al futuro con el horizonte de justicia social y sostenibilidad como las principales guías, y para ello, los sistemas de alta capacidad y en superficie exclusiva, como el tranvía y el BRT, serán una alternativa viable y necesaria.

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