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martes, 11 de febrero de 2014

Razones para negarse a la nueva Ley de Costas

Como algunas personas ya sabréis, el pasado julio me doctoré en la Universidad de Almería con una tesis que, en uno de sus capítulos, trataba de cómo estimar la erosión sufrida en un área costera entre las localidades de Villaricos y Garrucha (levante almeriense). Durante esa época, quizá unos meses antes, se barruntaba la nueva Ley de Costas (Ley de Protección y Uso Sostenible del Litoral y de modificación de la Ley 22/1988 de 28 de julio). Pues bien, dada mi aparente falta de capacidad para el análisis de dicha Ley (ni de ninguna, no soporto el leguaje jurídico), me gustaría ayudar a la difusión de un artículo publicado por el Profesor Miguel Ángel Losada, del Instituto Interuniversitario del Sistema Tierra en Andalucía y de la Universidad de Granada. El artículo se titula "La modificación de la Ley de Costas de 1988. El inicio de un nuevo ciclo devastador". Además, este artículo de mayo de 2013 de la Revista de Obras Públicas, destaca "mi zona de estudio", Vera, como uno de los ejemplos claros de la peligrosidad y consecuencias de dicha legislación. No he encontrado una mejor explicación de esta ley, así que os recomiendo encarecidamente que lo leáis, pese a que quiero destacar ciertos aspectos del texto. En el mismo número de la revista, por cierto, aparece un artículo de Pablo Saavedra (del Cuerpo de Administradores Civiles del Estado) que lleva por título "Mitos y verdades sobre la reforma de la Ley de Costas", mostrándose, evidentemente, a favor de dicha ley, por si alguien quiere leérselo también y tener todo tipo de argumentos.

El profesor Losada destaca en primer lugar que "la propia Constitución establece que la zona marítimo-terrestre, las playas y el mar territorial serán en todo caso de dominio público" y que en esta ley "la costa se trata como un espacio económico, como si fuera el Paseo de la Castellana de Madrid, donde importa la rentabilidad económica (...) y son marginales los agentes naturales y sus efectos". Es decir, se pretende legislar desde la concepción mercantilista de los recursos, no desde la propia naturaleza de los mismos, su comprensión y su respeto. De hecho, argumenta que "la costa en sí misma no necesita protección de los procesos naturales, (...) sólo necesita espacio y tiempo para seguir sus ritmos evolutivos coordinados con los del planeta (...) como el ascenso del nivel medio del mar". Además, enfatiza que "el Estado (...) debe delimitar el espacio que necesitan la franja litoral y sus ecosistemas para seguir su ritmo evolutivo, acotar la zona de inseguridad y cuantificar su vulnerabilidad (...), y especificar los escenarios probables de ascenso del nivel del mar por el calentamiento global".

Imagen de inundación en las playas de Vera por temporal.

Posteriormente, el profesor analiza cómo la delimitación del dominio público marítimo-terrestre (DPMT) promulgado por la ley de 1988 se convirtió en una "lucha sin cuartel" frente al desarrollo de un sistema económico basado en la construcción y el turismo, alimentado por la liberalización del suelo de 1998, que puso las bases para un sistema de desarrollo, en palabras textuales, "desbocado, ineficiente e irresponsable".

Me llaman la atención tres claves importantísimas que destaca Losada: 1) "no se articulan los fundamentos técnicos y científicos que caracterizan los procesos litorales y sus ecosistemas (...) el resultado final es una ley ajena a la costa y sus procesos"; 2) "se ha aprobado sin disponer de los mapas de peligrosidad y riesgo de la costa española"; 3) y es casi de risa, no se constituyó ninguna comisión de expertos que informara sobre la sostenibilidad de la costa.

Cree el profesor que esta ley "iniciará un nuevo ciclo de ocupación, transformación y privatización del litoral" y que ya sólo el 30% de la franja litoral española está sin ocupar. Además, destaca la trampa de la ley, pues parece que ésta garantiza que será el estado el encargado de "intervenir y proteger la costa contra los efectos del cambio climático", por lo que, entiende el autor, se produce una "huida hacia adelante" poniendo las viejas excusas de la inseguridad jurídica, los puestos de trabajo, la importancia del turismo, etc., no entendiendo que puede ser éste último el más perjudicado en el medio-largo plazo por los efectos naturales, destruyendo el propio recurso que sustenta la actividad económica.

Línea de costa en erosión en la playa de Quitapellejos, Vera.

Además, el artículo cuestiona las bondades económicas de la ley, pues argumenta que los costes, que estima entre 200 y 2.500 millones de euros (más los 1.000 millones que nos gastamos por las inundaciones costeras), pueden ser inasumibles a medio-largo plazo en comparación con las actividades dirigidas a recuperar territorio costero.

Como conclusión, el autor destaca que, del nombre de la ley (Ley de Protección y Uso Sostenible del Litoral y de modificación de la Ley 22/1988 de 28 de julio): "de protección" se refiere a las propiedades privadas, "uso sostenible del litoral" es un simple envoltorio sin sentido de fondo y "modificación" se refiere a un desmantelamiento completo de la ley del 88.

En fin, que como en casi todo, para hacer esta ley se han tenido en cuenta intereses que poco tienen que ver con los comunes y menos con los del medio ambiente y la naturaleza que sustenta, no lo olvidemos, todas las relaciones humanas, también las económicas. Es decir, que se ha hecho una ley para la costa sin contar con la costa; como, por otra parte, puede ser habitual en este gobierno, que hace leyes para las mujeres sin contar con ellas, por ejemplo; o leyes de educación sin contar con la comunidad educativa. Nada nuevo bajo el sol.

Sucesivas líneas de costa desde 1956 a 2009 con imagen de 1977 de fondo. Evidentemente, esos construcciones ya no existen a día de hoy.

Una humilde respuesta a David Hammerstein

En primer lugar, me gustaría dejar claro mi más absoluto respeto por el señor Hammerstein, al que no conozco personalmente, pero que tras leer su bagaje político y social, no hay menos que alabar. Sin embargo, y tras leer su post “Equo en la encrucijada ante las elecciones europeas”, y seguir el debate que se está llevando a cabo en la Equomunidad no me ha quedado más remedio que tratar de responder a algunos de los puntos que señala para tratar de clarificar algunos puntos del debate (necesario sin duda) y con la voluntad siempre se sumar argumentos en el mismo. Dado que el artículo está esquematizado en 7 puntos, creo que es mejor responder uno por uno, como digo, tratando de sumar y de evitar malentendidos.

1. De la radicalidad democrática y las primarias abiertas a un cabeza de lista que “ha de ser valenciano”

Reducir a Compromís como un partido nacionalista es mucho decir y hace flaco favor a las conversaciones que se están llevando a cabo. El que sea cabeza de lista no quiere decir que sea el único parlamentario, pues se dividirán los tiempos en función del % de votos obtenidos en P Valenciano y el resto del estado. No he visto en ningún sitio eso de “que defienda los intereses valencianos” que, por cierto, tendrían mucho que ver con los del resto del Estado y difícilmente serían separables. Además, obvia que ambos partidos han realizado primarias internas propias.

2. El único eurodiputado será nacionalista valenciano junto a una incierta promesa de dimitir y pasar el testigo a Equo.

Desconfiar del pacto que ha planteado Compromís me parece muy arriesgado, por no decir otras palabras más feas. La colaboración con el diputado Baldoví nos dice todo lo contrario. Así que, por favor, construyamos desde la honestidad y la confianza ya que el pacto con Compromís no puede ser comparable a otros realizados anteriormente, pues ya se viene trabajando conjuntamente. Hay que ser justos. La invisibilidad de Equo a la que se alude, si hablamos en términos eminentemente pragmáticos, sería aún más acuciante en el hecho de no ir coaligados. Otro tema es si priorizamos el conseguir diputado (visibilidad o no) o el proceso interno para conseguirlo (radicalidad democrática). Pero esto es la “realpolitik”, supongo.

3. La doble vara de medir y la perversión democrática.

¿Compromís y su militancia tiene derecho a votar en las primarias de Equo? Me parece que se está equivocando. Los partidos 4-J que están integrados en Compromís (no hay que olvidarlo) sí tendrán derecho a votar, pero no los del Bloc, por ejemplo. No conozco específicamente el caso del País Valenciano, pero EQUO, como partido, creo que está integrado en Compromís, son una pieza de ese puzzle, que tendrá sus problemas internos, pero están demostrando ser la alternativa política en su comunidad con la que compartimos gran parte de las formas y el fondo de sus acciones, creo yo.

4. Un eurodiputado de la ALE no lo es del PVE

Aquí, humildemente, pienso que se peca de pragmatismo. Primero se habla de la democracia interna de EQUO y su autonomía, y después se ponen encima acuerdos tácticos IU y con PSOE a fin de conseguir “el escaño”. Pues si EQUO es autónomo, podrá decidir en función de su espacio en Europa, que no es otro que el PVE-ALE (al menos a día de hoy). Evidentemente, a todos nos gustaría un mejor entendimiento con ICV, pero precisamente ahí definimos nuestra autonomía, actuando fuera de IU por decisión propia. Se obvia de nuevo el pacto alcanzado en las elecciones nacionales con Compromís, así como el buen trabajo hecho hasta ahora en conjunto con Compromís y su diputado.

5. Confusión ideológica y de siglas: los votantes verdes no son nada nacionalistas ni de la izquierda radical

Vuelve a caer en lo que a mí me parece que es un error gravísimo: reducir a Compromís a un mero partido nacionalista. Creo que entra muy poco en el fondo de lo que es esa coalición de partidos que está luchando, creo que con una intensidad envidiable, contra la corrupción y el régimen conservador al que el PP les está sometiendo en Valencia.
Con respecto a los partidos y votantes de izquierda. Es un debate que ya me tiene un poco cansado, ¿qué partidos/votantes están a favor de una regeneración radical de la democracia en España? ¿qué partidos/votantes se caracterizan por defender la justicia social y los bienes/servicios públicos/comunes? ¿qué organizaciones están con los trabajadores, contra las contra-reformas sociales y más cerca de los problemas de los de abajo? ¿qué partidos promueven el federalismo y la diversidad cultural/lingüística? Y es más, ¿qué organizaciones estarían más cerca del entendimiento hacia un nuevo modelo económico no basado en el crecimiento per se y orientado a la sostenibilidad? Creo que todos sabemos las respuestas. Evidentemente, tenemos diferencias, por eso representamos espacios distintos, pero, ¿de verdad pensamos que no tenemos nada en común? ¿es que acaso, en gran parte, no competimos con IU? Hay que ser claros en esto.

6. De “otra manera de hacer política” al engaño en las papeletas para esconder el liderazgo nacionalista.

De nuevo con el nacionalismo. Creo que se ceba demasiado. El acuerdo es de liderazgo compartido y así se ha hecho saber (cartelería compartida, papeletas con diferentes nombres en según qué comunidades autónomas, etc.). Poner en entredicho la palabra de las compañeras de Compromís me parece una falta de respeto y tengo que decirlo. No hay falta de simetría, entiendo, cuando se dice que se va a compartir el tiempo (en caso de una diputada) en función de los votos obtenidos. Esa parte es la más justa de toda la propuesta. La falta de simetría se da cuando ellas exigen que la cabeza de lista sea de Compromís y además sea la primera en actuar en el parlamento. Hay que saber también, que si en unas primarias ganase la candidata de Compromís, lo mismo el 100% del tiempo en el parlamento Europeo sería para ella, en lugar de tener Equo su espacio.
De verdad creo que ese post puede ofender gravemente a gente de Compromís reduciéndoles a un simple partido nacionalista, y es un comentario que aparece repetido en todo el post. Con esa actitud, desde luego, no vamos a sumar. Y sí, creo que es tiempo de sumar. Nadie sobra para democratizar Europa ni para oponerse a la troika ni para defender un sistema económico sostenible.

7. ¿Merece la ciudadanía una opción electoral verde, clara y sin complejos en todo el suelo estatal como ocurre en otros países europeos?

Este es el punto en el que puedo estar más de acuerdo con David Hammerstein. La crisis ecológica es indisociable de la crisis social y económica y requiere respuestas inmediatas y radicales. Sin embargo, creo que obvia la realidad del estado español en cierta parte. Equo no tiene la culpa de las acciones de ICV, al que seguimos considerando un proyecto hermano en gran parte. Tampoco tiene Equo la culpa de la realidad pluri-nacional del estado Español. No conozco la realidad de todos los países europeos, pero comparar la situación de España con el resto de países donde Los Verdes sí son representativos me parece algo atrevido. Nosotras sabemos que la superación de la crisis sistémica tiene que venir de mano de la superación de la crisis ambiental, pero ese es precisamente el punto que hemos de enfatizar, en mi humilde opinión, en el bloque que debemos formar junto a todas aquellas personas y organizaciones que defiendan la lucha contra la pobreza y la exclusión social, el reparto más equitativo de la riqueza, la radicalidad democrática, un nuevo proceso constituyente, una mejor ley electoral, un enfrentamiento radical con la Troika y sus políticas, etc.

Conclusiones

Para mí, el votar NO a la propuesta de Compromís debería fundamentarse en la radicalidad democrática que debe caracterizar a ambos partidos y en que preferimos elegir nuestra cabeza conjunta mediante un procedimiento participativo que no mediante un pacto. En cualquier caso, hay que ser conscientes de que es un pacto que va a poder ser votado por toda la afiliación de EQUO (que no de Compromís entero). Tampoco debe estar basado el NO en una desconfianza desmedida, ya que sería muy injusto a tenor de la experiencia previa. El votar por el SÍ debe estar fundamentado en un programa común que compartimos, en la voluntad de seguir trabajando conjuntamente con gente con que la que, hasta ahora, se ha hecho muy bien, y en la necesidad de sumar fuerzas contra la Troika. Entiendo que cada una debe decidir qué es lo más importante y votar en consecuencia.
Plantear, precisamente en este momento de emergencia social, un Equo en solitario a nivel estatal me produce un gran rechazo. Equo debe ser una herramienta de personas que se definen por ser radicalmente democráticas y que luchan por un nuevo modelo económico sostenible en el tiempo y que respete a las generaciones futuras. Equo no puede ser un fin en sí mismo para la consecución de una Europarlamentaria para el PVE, sino que debe ser una pieza importante para la consecución de los fines que predica. En este sentido, explorar iniciativas como Podemos en la búsqueda de “Los cimientos de la unidad que necesitamos”, como expresa Esteban de Manuel, puede ser fundamental para la realización del cambio que necesitamos, que no pasará únicamente por Equo. Equo debe ser parte de la cooperativa política mayoritaria que de un giro total a las políticas Europeas y nacionales.
Las contradicciones son y serán grandes y evidentes, pero nosotras no hemos inventado el sistema, estamos aquí para entrar cuando sea posible y luchar por cambiarlo.